SUSCRÍBETE

Las Sirenas de Weimar

Por: Rafael Arce y De la Borbolla

De la pluma griega a la moderna, los poemas épicos reflejan las pasiones de cada época. Aunque, curiosamente, no importa si se trata de Homero o Ezra Pound, pues la historia parece refrendar un precepto irrenunciable: las virtudes que aventajan al cuerpo fornido se compensan con las debilidades de una mente llena de deseos. Sucumbir ante la búsqueda del placer es quizá el más fatal de todos los deslices.

Por: Rafael Arce y De la Borbolla 1

CANTO I

“Un aviso a los marinos
Al llegar a la pradera
donde viven las sirenas
pongan cera en sus oídos”

Las keres hollando pasan
la Feérica pradera
cobrándose de las almas
de los muertos en la guerra

El viento en Weimar soplaba.
La repubublica surgía
de un imperio que sangraba
Y un suave canto se oía:

“Venid gentiles soldados
la guerra se ha acabado
traed su cuerpo cansado
que merece ser amado”

Llegaron de toda Europa
Esas criaturas hermosas
Que con el muy dulce canto
Sedujeron al soldado

Sirenas las bautizaron
por servir con melodías
a la diosa del encanto
La más pérfida Afrodita

Al rendirse en la gran guerra
y queriendo olvidar penas
Abrieron todas sus puertas
para que entren las sirenas

Las encantadoras Lamias
Aprovechando los llantos
hicieron con Alemania
Un proscenio de sus actos


CANTO II

Quien escucha el dulce hechizo
inscrito en la melodía
de volver a ver se olvida
a su esposa y a sus hijos

Los ingenuos Alemanes
Sin ganar su Salamina
Adoraron a Afrodita
A quien persigue siempre Ares

Los discípulos de Hedoné
Iban con extraños a yacer
En prestigiosos cabare
En esa ciudad de oropel

“Venid gallardos marinos
oíd la suave voz de lirio
disfruten nuestras beldades
y placeres de la carne”

Butes de la barca saltó
Fascinado en el ánimo
por aquella armoniosa voz
Hundiéndose en el abismo

En Lemnos la diosa Areia
Provocaba inapetencia
de los hombres a sus damas
pero no hacia las esclavas

Jasón y los Argonautas
con Orfeo Navegaban
Que con su lira marcaba
el ritmo a los que remaban

Jasón buscaba el tesoro
del gran vellocino de oro
más uno mejor se encuentra
en el amor de Medea

Un muchacho de Corinto
cuyo nombre era Menipo
a una extranjera conoció
que a las nupcias lo encaminó

A Penélope tentaban
los nefastos pretendientes
No era amor lo que buscaban
Sólo bienes relucientes

Odiseo navegaba
donde las sirenas cantan
mas la hechicera le advirtió
Y a sus marinos protegió

Hubo una vez un marino
hasta hoy desconocido
En Troya había vencido
a quien llamaban Eudikos

Muchos heroes navegaban
Por la Weimar malograda
Sin saber que las empusas
atacaban su cultura

Las sirenas y su encanto
con sonora melodía
convertían la alegría
en amarguísimo llanto


CANTO III

“No escuchen la voz de lirio
de las criaturas ardientes
en sus bocas guardan dientes
cual afilados cuchillos”

Ilión abría sus puertas
sellando así su condena
más no cayó por la treta
sino por la hermosa Elena

En Weimar sin darse cuenta
comenzaba la tormenta
De abrazar la fantasía
de entregarse a la lascivia

“Oíd la meliflua canción
venid al lupanar Weimar
para Afrodita idolatrar
en largas noches de pasión”

“Los Peces jamás escuchan
Nuestra suave voz de lirio
Pues a esos seres malditos
el piélago los escuda”

Las Lemnias se vengaron
Y a los varones mataron
sus esposos ni sus hijos
se libraron del castigo

Medea quedó prendada
por Jasón el argonauta
Dando ayuda generosa
Si la toma como esposa

El casto y virtuoso Orfeo
con su lira y con su canción
Ahogó la meliflua voz
de las bestias del deseo

“Oigan buenos Argonautas
Hoy nuestra lucha comienza
contra aquellas suripantas
Que nos llenan de vergüenza

Así, el hijo de Eagro
impedía con su canción
la sagrada prostitución
que ofrecían los endriagos

Invitado fue Apolonio
a las nupcias por el novio
y advirtiole en el banquete
“te acaricia una serpiente”

Ya la Lamia confesaba
al su forma revelarse
“con placeres lo cebaba
para devorar su carne”

La esposa fiel y prudente
tejía un sudario al día
que de noche deshacía
Burlando a los pretendientes

Esas mujeres hermosas
le cantaron a Odiseo
Quien sintió el atroz deseo
de olvidarse de su esposa

“Ea, divinal Odiseo
deja seducir tu cuerpo
acercad el negro bajel
para llenaros de placer”

Mas a un mástil amarrose
y encantado por su amada
Esquivó las amenazas
Y a Penélope volviose

Eudikos también navegó
Y a las sirenas se acercó
pero esquivó la amenaza
del encuentro con la parca

Esas doncellas ardientes
sacerdotisas del placer
Son en una parte Mujer
y en otra parte serpiente

Vienen a Beber y a Bailar
Y a disfrutar de fornicar
Y a humanos sacrificar
En la Alemania de Weimar

La república de Weimar
capital de la lujuria
se comenzaba a transformar
en la nueva Babilonia


CANTO IV

De sus labios brotan cantos
con la dulzura de la mie
pero todo es un engaño
para así arrancarte la piel

Escuchen a aquel que dijo
“Mas conviene a los marinos
Arrancarse los oídos
Que morir en el camino”

La república se hundía
Según por gracia divina
Negando que su cultura
les daba la sepultura

“Gozasteis de los encantos
Del desenfrenos sin amor
Moriréis con nuestras manos
Arrancando su corazón”

Jasón el insatisfecho
A Medea Abandonaba
Mancillando el Sacro lecho
de la mujer que lo amaba

Las empusas en Corinto
se comieron a Menipo
cambiando la marcha nupcial
por triste requiem funeral

Como ovejas encantadas
al sonar de la zampoña
El Orfeo emponzoña
a los pobres argonautas

La reina de glaucos ojos
espera firme en vigilia
con su lámpara encendida
el retorno de su esposo

¡Oh! divinal Odiseo
con el corazón fuiste infiel
Al escuchar con deseo
Aquel canto como la miel

Lograba esquivar Eudikos
a todos los que cantaban
arrancando sus oídos
Con el temple de su espada

Los germanos derrotados
fueron todos engañados
Pues el placer y la guerra
van juntos en sinalefa

El canto órfico tornose
en monotonas salmodias
cargadas de ideología.
Y cayó la triste noche

La feérica pradera
con criaturas zalameras
lentamente retornaba
a ser campo de batalla


CANTO V

“Escapad de la lujuria
que a su propio cuerpo injuria
No sea que al igual que a Prusia
se lo devoren las furias”

La escritura esta en la pared
para que todos la vean
vivir sólo para el placer
conlleva a muerte violenta

No fue Dios el del castigo
A Sodoma ni Gomorra
la perversión fue la autora
de su terrible destino

Las señales eran claras
la advertencia estaba dada
La república caía
con disonante armonía

La pradera ya vencida
no entona cantos de vida
solo el eco de la guerra
resuena en la negra tierra

Mas de Orfeo hay que cuidarse
Si las sirenas malditas
encantan con sus mentiras,
él engaña con verdades

Mientras Orfeo ascendía
por cruel Ares dirigido
la república se hundía
tras la noche de cuchillos

Penélope le cantaba
A su anhelado marido
una canción entonada
con la suave voz de un mirlo

“Alma de mi dulce canción
Mi tan ansiado consorte
Dueño eres de mi corazón
Gran amor de mis amores”

Odiseo se alejaba
Ante el canto de la amada
A las sirenas añorando
y al veneno de su canto

Su fiel mujer le cantaba
con su voz desafinada
Y aunque Eudikos no escuchaba
Con amor la contemplaba

Sin oídos para el canto
mas corazón para el amor
La dulce voz de la amada
Es siempre la mejor canción


  1. Geómetra y coleccionista mexicano. ↩︎

SUSCRÍBETE
Sólo te notificaremos cuando se publiquen números nuevos o artículos especiales.